Nuestros orígenes
Y por qué Linverd no nació en una oficina, sino en una masía junto a Montserrat
Durante tres años, mi único vecino fue Joan.
Al principio pensé que no le caía bien.
Yo acababa de mudarme a una masía, ilusionado, con mi proyecto de vida bajo el brazo: llevaba años escribiendo sobre abrir un supermercado ecológico. Ya tenía comunidad en redes, ya estaba vendiendo cestas de fruta y verdura por internet. Todo empezaba a tomar forma.
Joan cultivaba productos sin tóxicos desde hacía más de 30 años, y vivía a 30 segundos andando de mi casa. Lo vi claro: era el match perfecto. Le conté todo con ilusión, le dije que esto era cosa del destino, que podíamos hacer algo juntos…
Pero Joan no me quería vender.
Ni siquiera me daba excusas. Solo me decía:
—“Esteve, no te puedo vender más. Tengo otros compromisos.”
Y yo, desesperado:
—“¡Pero si soy tu único vecino, Joan!”
No me quedó otra que buscarme la vida.
Conducía kilómetros y kilómetros para encontrar otros agricultores. Mientras, Joan me vendía lo mínimo, las sobras.
Me costaba entenderlo. Tenía al lado algo tan valioso, tan auténtico… y no podía compartirlo con mis clientes.
Pero Joan no era un agricultor cualquiera.
Era un hombre de fe. Un tipo que pone el alma en cada tomate, y que no vende su trabajo a cualquiera.
Él necesitaba estar seguro. Ver si yo realmente iba en serio.
Pasaron los meses. Y luego los años.
Y Joan vio que mi proyecto no era humo.
Que no era una moda.
Que había coherencia, constancia y propósito.
Con el tiempo empezó a venderme más.
Y lo más bonito: ahora que ya no vivo en esa masía, es cuando más me vende.
Incluso se ha pasado por Linverd a tocar la armónica para los clientes.
Sí, Joan. El mismo que no me quería vender una calabaza, ahora se emociona viendo cómo su trabajo llega a tantas personas.
¿Qué aprendí de todo esto?
Que para ganarte algo valioso, necesitas tiempo.
Que la paciencia no solo es una virtud: es un filtro.
Si hubiese sido impaciente, si lo hubiese presionado, si me hubiese rendido…
Hoy no tendría a Joan ni a su familia como parte esencial de Linverd.
Ni podría ofrecer a mis clientes los productos más auténticos que he conocido.
Como la alimentación sin tóxicos:
no da resultados inmediatos, pero con el tiempo lo cambia todo.
Si has llegado hasta aquí, y estás buscando lo mismo que yo buscaba aquel día en la masía…
Bienvenido.
Linverd es para ti.